SIDA
(síndrome de insuficiencia inmunitaria adquirida) es una afección que
se produce en las etapas más avanzadas de la infección
por el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH). Puede llevar muchos años que el SIDA se desarrolle luego de la
infección
inicial con VIH.
Aunque SIDA es principalmente un trastorno del sistema inmunitario, también afecta al sistema nervioso y puede llevar a una
amplia gama de trastornos neurológicos graves.
El
virus no parece invadir directamente a las células nerviosas pero pone
en peligro su salud y función. La inflamación resultante
puede dañar al cerebro y la médula espinal y
causar síntomas como confusión y olvidos, cambios en la conducta,
dolores intensos
de cabeza, debilidad progresiva, pérdida de
la sensación en los brazos y las piernas y accidente cerebrovascular.
También
es común el deterioro motor cognitivo o el
daño de los nervios periféricos. La investigación ha demostrado que la
infección
con VIH puede alterar significativamente el
tamaño de ciertas estructuras cerebrales implicadas en el aprendizaje y
el procesamiento
de la información.
Otras
complicaciones del sistema nervioso que se producen como resultado de
la enfermedad o de medicamentos usados para tratarla
son el dolor, convulsiones, herpes, problemas
de la columna vertebral, falta de coordinación, dificultad o dolor al
tragar,
ansiedad, depresión, fiebre, pérdida de la
visión, trastornos de la marcha, destrucción de tejido cerebral y coma.
Estos
síntomas pueden ser leves en las etapas
tempranas del SIDA pero pueden agravarse progresivamente.
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